Dedicamos en la vida tiempo y energía buscando en el afuera lo que pensamos no tenemos dentro, es como si lo hubiesemos perdido y no pudieramos encontrarlo.
En el diario vivir de nuestra búsqueda nos muestran muchas alternativas: compra una casa...serás feliz, ten un buen trabajo y cásate...estarás feliz, y así con tantas cosas que puede que sí como también que no; nos invitan: ve a un lugar paradisiaco y descansa en un hotel de lujo con bar ilimitado y mucha diversión así serás feliz, luego llegar del viaje más abrumado y cansado que nunca y especialmente sin esa felicidad y paz que fuiste a buscar, y tal vez pensar es que el hotel no era el mejor, es que la comida no fue suficiente, es que no era la mejor època del año, es que...es que... y se nos pasa la vida buscando en el lugar equivocado. Tal vez estabas muy feliz allí y al retornar a la cotidianidad esa felicidad lograda se va diluyendo y la tristeza es mayor de la que tenías cuando partiste porque la recuperaste y ...se te está escapando de las manos. O tal vez al volver lograste enlazarla y llevarla por donde vas cual perro faldero. O tal vez recordaste en donde tenías esa llave que abre el baúl secreto..en tí y recuperas las bendiciones internas y la conexión directa con la fuente inagotable de la felicidad. Y la vives donde quiera estés.Ojalá sea así.
Revisando mi vida y las experiencias que he vivido, las más gratas para mí han sido tal vez las más alocadas para otros, las que no coincidían con el pensar y sentir de mis padres, de mis hermanos, de mis colegas, de la sociedad que me rodeaba. No es que lo haya hecho a drede o sí?, bueno, tal vez un poco de las dos. Ir "en contra" de lo que la sociedad pretendìa para mi ha sido ir ...hacia mí.
En algún momento de mi vida recordé donde tenía la llave que abrìa mi baúl interno y al abrirlo me maravillé de su contenido y cuestioné por qué lo había ocultado tanto tiempo, hasta telarañas tenía y cucarachitas de colores. Me imagino que de tantos ires y venires opté por la comodidad de la búsqueda sin fin. Ese nuevo descubrimiento trajo a mi vida mucha alegría y un poco de dolor. Hubiera terminado mi búsqueda de la felicidad mucho tiempo atrás, tal vez fue necesaria para valorarla y reconocer cada etapa en mi vida. Reconozco que conciente o inconcientemente escondí la llave así nadie podría acceder a él -a mí-; fue tan efectiva la estrategia que incluso para mí se tornó inaccesible mi interior. Reconozco que me parecía mejor así. Agradezco todo lo que permitió recordar la existencia de ese bául, la existencia de esa llave, la zarandeada fue...sútil y reveladora. Abrí el baúl, le quité las telarañas, revisé su contenido y organice lo mejor que pude. Abrirme a la vida, a mi vida permitió que recordara mucho más y decidiera mucho de lo que he decidido. Unas veces olvidé la llave...por ahí, así que decidí retirarle la tapa al baúl y arrojar la llave en lo profundo del mar. Si algún día la necesito me sumergiré en aguas profundas para encontrarla...qué placer.
Hoy más ligera que antes y con más claridad vivo el intento intensamente, o al menos lo intento y me lo gozo.
Sentada en esta mesa con tanto por hacer y vivir, con tanto por no hacer y sentir, encuentro en la simpleza de la vida la mejor manera para ser feliz. Hace mucho tiempo descubrí que mi felicidad depende de mí, -no de otro o lo que me den los otros- sólo de mí y lo que yo haga con eso, que compartir y recibir de otros tambíén es placentero; hace tiempo descubrí que los placeres simples se reunen y contribuyen en mi felicidad y paz. Hace un tiempo decidí que el gozo sería la barca -de bambú-, mi bandera la paz -Whipala multicolor- y el AMOR la brújula en el maravilloso viaje de mi vida.
Caminar por la hierba mojada, danzarle a la luna, cantar una canción que me gusta o al menos tararearla, comerme una sandía cuando me place, trasnochar o incluso acostarme temprano, escuchar de un niño o una anciana su versión de lo que ha pasado, levantarme tarde y arruncharme con mi amado, compartir los sueños y anhelos, comer un poco de bocadillo con queso -aun cuando prefiero no haber comido el queso-, hablar con una amiga de todo o de nada, reirme a carcajadas -especialmente de mí-, escuchar el trinar de los pájaros a las 5:30 am o el silencio del mediodía o la medianoche, beber agua y degustarla, sentirme en sonrisa corporal, sin remordimientos ni juicios, verme diosa, saberme feliz...tantos placeres simples y profundos.
Quiero vivir más simple...a veces lo logro, otras no. Quiero más calma, más verde, más movimiento e incluso más quietud, si no llega bien, si llega mejor.
La FElicidad es en mí, el AMOR es en mí.
La FElicidad es en mí, el AMOR es en mí.
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