viernes, 5 de febrero de 2010

LA SENDA LUNAR

Te saludo mujer.

Nuestros cuerpos expresan el paso de los ritmos y en sincronía con el universo nuestro ritmo interno se acompasa con el ritmo de nuestra hermosa Luna.

Cada mes durante su etapa fértil toda mujer realiza una ofrenda a la tierra al derramar sobre ésta su luna roja, su menstruación. Por décadas, por siglos, a la mujer se le han endilgado cosas terribles, incluso relacionadas con aspectos fisiológicos como la menstruación y la menopausia y se ha escondido y repudiado el valor de la menstruación. Muchas mujeres han sufrido y sufren por esto.

En la antigüedad en todas las culturas se celebraban los ritos de transición para niñas y niños, hoy casi que sólo se habla sobre el paso del niño a ser hombre, se ha relegado a algo sin importancia o incluso funesto un acontecer tan especial como lo es la menarca o primer sangrado menstrual. Actualmente sólo algunas culturas guardan el legado de la celebración del tiempo de luna.

Hoy nos corresponde desempolvar un legado vital, recordar las tiendas rojas, compartir con nuestras hermanas y permitir el legado generacional, porque celebrar el tiempo de luna en cada una es celebrar la vida misma.

La sangre es el líquido más preciado del cuerpo y de toda la que poseemos la más valiosa es la sangre menstrual, ese recubrimiento interno del útero que llamamos endometrio es la muestra viva de toda la vitalidad, la creatividad y el amor que en ofrenda podemos entregar…a la tierra, a las plantas, a nosotras.

Nos han enseñado que la sangre que derramamos cada mes es basura, que debemos ocultarla, que debemos emplear elementos para neutralizar su olor y evitar cualquier inconveniente o síntoma relacionado tomando unas pastillas y evitando ciertas actividades, incluso hay culturas en las que se considera impura a la mujer durante su luna. Revisando textos antiguos podemos constatar que si bien durante ese periodo las mujeres se recogían y no participaban de actividades con toda la comunidad, no lo hacían porque estuvieran impuras sino porque entendían que estaban en un momento mágico y renovador que requería una conexión especifica con el colectivo femenino y un aislamiento para fortalecer su ser y ofrecer de manera tranquila y gozosa su ofrenda de luna para sanar a la comunidad, mantener el equilibrio y la armonía de las relaciones en el planeta. Comprendían su esencia divina sagrada.

El paso de los siglos desdibujó el sentido mágico del ritual y lo convirtió en una excusa para desarticular el colectivo femenino, hacerle olvidar su poder y valor. Es el momento de reconectar cada una su ser profundo, escuchar el cuerpo, sentir cada movimiento, sentir cada cambio del ciclo pues así como la luna va cambiando la faceta que nos da, nosotras mujeres cada día tenemos una energía diferente que podemos aprovechar. Orgullosas de nuestras lunas podemos hacer labor de sanación en nosotras ya que cada síntoma que aparece es una señal para el cambio, para el aprendizaje y también realizar sanación en los demás sembrando nuestra luna.

Sembrar la luna es otra tradición que se ha diluido en los tiempos, otrora las mujeres eran sincrónicas con sus lunas y se reunían para ofrendar sus aguas rojas y fertilizar la tierra. Hoy la mayoría desconoce este ritual y su sentido trascendente, si quieres conectarte más con tu fluir sagrado puedes participar de este ritual.

Recoge tu luna y en un recipiente especial para ti disuélvela en un poco de agua y riega entorno a la planta que hayas escogido en un sitio especial en el jardín o en una matera de plantas ornamentales o medicinales y verás cómo la naturaleza misma agradece tu gesto. Ora con tu luna por tu cuerpo, tu salud y la salud de los otros y verás cómo el universo escucha tu plegaria, honra tu luna y honra tu útero y el útero que te gestó.

Si utilizas toallas higiénicas puedes retirar la parte central y hacer el ritual, sin embargo las toallas industriales y los tampones se demoran más de 500 años en descomponerse y adicionalmente contienen rayón, cloro  y asbesto que generan dioxinas perjudiciales para tu salud y al ser elaborados con materiales superabsorbentes agreden el microambiente de la vagina y resecan la piel.

Si quieres disminuir la huella ecológica que generas puedes emplear toallas femeninas lavables elaboradas en algodón o una copa lunar, ésta última viene en caucho o silicona y tienen una duración de 7-10 años; yo aconsejo las de silicona porque no generan alergias, hay personas que generan alergias tardías a materiales como el caucho y si presentas dermatitis o reacción a los condones es posible que las puedas presentar con una copa de caucho.

No desperdicies tu luna arrojándola a la basura, has ofrenda de vida y salud. Conéctate con tu útero, registra tus lunas y te sintonizarás más con la Madre Naturaleza.

Bendiciones en tu senda lunar.

Adriana Marcela
Luna Planetaria

3 comentarios:

  1. Marcela, gracias!!! este articulo me conecto no solamente con la madre tierra, sino con mi madre quien desde peque'nas nos ense'no a sentirnos hermosas durante la menstruacion, mi mami tiene hoy 86 a'nos y 16 hijos e hijas paridos desde su vientre, Que privilegio ser Mujer, GRAN ARTICULO me reconecto con mi propio ser.
    Agradecida,
    Leonor Reales desde Estados Unidos

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  2. En hora buena encontré tu block, me gusta lo que descubrí y me ayudo a re encontrarme con mis creencias.
    Por favor no te detengas sigue adelante.

    Gracias

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  3. Me parece que le das un valor exagerado a la menstruación, es como una sacralización de los fluidos vaginales. En lo que coincido es en la crítica al sistema capitalista que destruye el planeta con productos que van contra la natura. Sería mejor que las damas vuelvan a usar algodón para contener sus sangrados. Lo interesante también es observar las publicidades de toallitas femeninas: te muestran tipas hiperactivas, empresarias, madres, amas de casa, esposas y amante y todo al mismo tiempo. ¿No tendrían ustedes derecho a quedarse en sus casas dos días al mes por una cuestión de descanso, limpieza, reposo y paz? La sociedad de consumo dice haber emancipado a la mujer feminismo mediante pero para mí las señoras y señoritas dejaron de ser lucecitas del hogar para pasar a ser las esclavas de las fábricas propiedad de usureros internacionales. Hasta aquí mi humilde opinión. Saludos desde Buenos Aires.

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